ENTREVISTAS
Dalai Lama

Por el camino de Buda

Entrevista realizada por el Presidente de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, Jaime Antúnez Aldunate, al Premio Nobel de la Paz y decimocuarto dalái lama, Tenzin Gyatso, para el diario El Mercurio.

Corre el año 632 de la era cristiana cuando la doctrina de Buda atraviesa los montes Himalayas y llega desde la India al Tíbet. Pero sólo dos siglos más tarde se asienta allí verdaderamente. En 1260 el conquistador del Tibet, Kublai Khan, eleva al principal entre los lamas -monjes tibetanos consagrados- perteneciente al monasterio de Sakya, a la condición de jefe espiritual y temporal de la nación. Sus sucesores se llaman modernamente Dalai Lama.

Como es habitual desde hace años, las visitas que realiza el Dalai Lama a diferentes países de occidente -así la que efectuó Hispanoamérica en 1992 y que dio origen a esta entrevista con el diario El Mercurio de Chile- concitan el interés tanto de las pequeñas comunidades budistas locales, como la de quienes no siéndolo practican las formas de meditación propias del budismo o bien recogen elementos del mismo. La condición universalmente reconocida de líder en exilio del pueblo tibetano, el rango del Premio Nobel de La Paz 1989, y ese halo de misterio y espiritualidad que rodea la personalidad del Dalai Lama, proyectan asimismo fuertemente su imagen en los medios de comunicación.

Tenzin y Gyatso -su nombre de familia- nació en 1935 en la región noreste del Tíbet. A la edad de cinco años, habiendo sido escogido por los monjes más venerables de su pueblo como sucesor del 13º Dalai Lama, fue llevado a Lhasa y entronizado en el Potala, un palacio con más de mil habitaciones que mira desde una cima hacia la capital. Diez años más tarde, sin embargo, los chinos invaden y ocupan su país. Cuando en 1959 las tropas de Pekín colocan en prisión o quitan la vida a miles de tibetanos, el Dalai Lama y otros 100 refugiados buscan asilo en la India. Desde entonces y por más de 30 años sostiene desde la montañosa ciudad de Dharamsala un gobierno tibetano en exilio. Su vida, aparte de los viajes, transcurre allí, en un régimen de severa abstinencia, fundamentalmente consagrada a la meditación, el estudio y la escritura, contándose entre sus libros algunos sobre budismo y una historia autobiográfica.

La formación de un jefe

Más que el entorno político de su figura, es sin duda el carácter de líder espiritual que reviste nuestro personaje lo que más despierta atracción en los lugares de occidente que visita.

El tema tiene importancia, por cuanto es claro que no nos encontramos en un contexto de cultura budista, sino cristiana. Interesa así ahondar en ello con nuestro entrevistado.

Quisiera entrar en algunos aspectos de su espiritualidad que a muchos occidentales les interesa conocer. En primer lugar, ¿cómo se desarrolló su formación? ¿Qué aspectos más importantes destacaría en ella?

Tuve en general una educación tibetana normal, pero por mi situación, tuve estudios especiales en materias como lógica y debate…

¿En qué consistieron?

En lo que hace al conocimiento de la primera de estas materias, se comienza derechamente por el sistema de la lógica budista. Luego se continúa con el sistema del Mahayana budista, que pone énfasis en lo que se llama a las «paramitas», reflexiones trascendentes, y se estudia entonces un texto en particular, identificado por el nombre de «Abhidharma-samuccaya». En él se describe todo el sistema de progresión a través de los senderos espirituales, señalando los distintos niveles que se van logrando.

Entroncamos en este punto con la Vía Media, que se concentra en un estudio filosófico de lo que atañe a la Vacuidad. Viene enseguida en lo referente a las normas Morales y de disciplina: esto es la ética. Hay textos especialmente referidos a cada uno de estos asuntos.

Quiero puntualizar que todos estos estudios tienden a acrecentar en la persona el escepticismo, el cuestionamiento. Se trata de comenzar a ver por qué una cosa es así, por qué tal causa se considera así… Esto es, se desarrolla en la persona un sentido de la investigación basado en el escepticismo, que trata de cuestionarlo todo.

Los textos incluyen asimismo el estudio de la cosmología. Al tiempo que intentan explicar los fundamentos de la acción, estudian cómo desarrollar la motivación. Luego, hay también, naturalmente, una explicación de lo que es la energía. En esta perspectiva, los textos enseñan a cambiar la actitud mental mediante el adiestramiento físico. Esto tiene alguna relación con la nueva biología y, sin duda, hay nexos también con la psicología contemporánea.

Por fin, se aborda la realidad de la materia. Y aquí hay puntos en común con la teoría cuántica, y también con la física subatómica…

El budismo como tal, ¿es meditación u oración?

(Guarda silencio y piensa antes de responder). Ambas cosas. Pero principalmente meditación. Al describir lo que es el budismo pienso en primer lugar en una ciencia; además es una religión, una filosofía y una forma de vida.

Si además de meditación comprende oración, ¿qué significa esta última?

Es uno de los conocimientos fundamentales. El budismo cree en la bendición o en la influencia de seres superiores, como los budas. Pero esto en ciertos niveles… Todo depende al fin de cada persona, todo está sobre los hombros de cada cual. Desde esta perspectiva, el concepto budista es de «autocreación».

¿Podría calificarse el budismo como aquello que en la filosofía occidental conocemos con el nombre de «gnosis»?

Así es. Y para explicarlo hay que señalar que en el budismo hay dos tipos de fe. Una de ellas es la que no necesita razones, que es sencillamente fe. Ésta es la primera forma: la forma baja de la fe, que esencialmente no es estable, no es sólida. Otro nivel de la fe es el que al comienzo mantiene su escepticismo y se interesa más por la investigación y la experimentación. Mediante este camino, una vez que queda claro y se hace convincente el objeto, entonces uno lo acepta y desarrolla una forma de fe. Esa es la fe propiamente budista, que más bien identificaría con una «comprensión» o «convicción».

Si el budismo es también, entre otras cosas, una religión, ¿esta supone una «fe» monoteísta?

No.

¿Hay algo en el budismo del panteísmo brahmánico? ¿Cuál es el dios del budismo?

Mucho depende de lo que se entienda por Dios. Desde luego, el budismo acepta dioses; dioses digo, no un solo dios, sino muchos dioses. Pero Dios, en el sentido de un ser supremo, absoluto, permanentemente, anterior al comienzo del mundo y creador, el budismo no lo acepta. El Buda no es Dios, sino que originalmente es como nosotros, un ser común y corriente, que a través de su adiestramiento, su trabajo, su disciplina, alcanzó la iluminación, se convirtió en el Buda. De manera similar, nosotros también tenemos el potencial de convertirnos finalmente en Buda, tal como él. Ésta es la explicación budista.

Karma y Nirvana

Siguiendo el principio de la transmigración de las almas, conocido también como metempsicosis, en el antiguo hinduismo brahmánico la voluntad, a lograr el bien o el mal tiene poca independencia; esto porque el bien y el mal se conciben casi exclusivamente como puntos de emanación natural. ¿Cómo es ello en el budismo, que proviene del brahmanismo?

Cada acontecimiento, cada experiencia, proviene por una parte de la acción, o karma, como causa principal, y también de causas secundarias, o condiciones. Este karma, o suma de acciones, es creado por el individuo, por uno mismo. Ahora bien, el karma creador es de cada momento, cada segundo de acción crea diferentes karmas. Hay una acumulación de esta energía del karma, la que determina acontecimientos que van a ocurrir, digamos, el próximo año, debido siempre a este karma. Pero si hay, debido a ciertos factores, la persona crea un nuevo karma, una nueva acción, ya sea positiva o negativa, y si esta acción es más fuerte, más poderosa, que el karma anterior que fijó o determinó ciertos acontecimientos, se superpone o prevalece sobre ese karma anterior, y de este modo se modifica lo que iba ocurrir el próximo año.

Distinto es si hay un karma completamente maduro; es decir cuando un karma, algo que se ha hecho en el pasado, ya alcanzó una germinación completa, una maduración. Entonces es muy difícil de cambiar. Se da esto muchas veces con las realidades del cuerpo. Ya está fijado y no es como en el caso anterior, en que las cosas pueden modificarse. Aquí no importa ya cuán fuerte sea el karma que uno haga, no puede influir, porque la situación está dada.

Tratando de esclarecer una explicación que se torna muy técnica, el traductor oficial del Dalai Lama resume así lo dicho: «desde ese punto de vista, el budismo es determinista, porque las personas nacen según él con una forma que no pueden modificar. Pero hay también la posibilidad, como se dijo, de modificar con acciones muy fuertes la maduración de un karma, lo cual refleja una noción de libre albedrío. Existen, pues, estas dos situaciones, siendo una de ellas de carácter totalmente determinista».

Para el budismo, el Nirvana es el camino de la salvación. De ello surgen distintas observaciones. Por una parte, hay quienes dicen que Buda no tuvo en cuenta en esto al dios Brahma, y que, por tanto, fue ateo. Por otra, sucede que gran parte de los investigadores occidentales identifica el nirvana con el «Nihilismo»; Burnouf, por ejemplo, habla de «anéantissement» (equivalente a «aniquilamiento»); Schopenhauer, qué tanto influyó en las interpretaciones occidentales de la doctrina de Buda, lo identifica con la «nada». ¿Qué dice usted sobre estos dos juicios, uno acerca del ateísmo de Buda y el otro sobre el «nihilismo» del Nirvana?

Un brahmán hizo una pregunta a Buda en el sentido de si hay un comienzo y origen de la vida o no. Si hay Dios o no. Buda se mantuvo en silencio. No contestó. Algunos estudiosos consideran esto como una respuesta que está más allá del intelecto, más allá de los conceptos humanos. Por eso, dicen, el Buda se mantuvo en silencio.

Si Buda respondía «no», el interrogador se había sentido incómodo. Si Buda decía «sí», implicaba conformarse con esa creencia, la de qué Dios existía. Por eso, para evitar caer en una u otra cosa, que no eran la verdad, ese es el sentido, Buda permaneció en silencio.

El asunto básico es que Buda enseñó «cuatro nobles verdades». Allí se halla toda la doctrina. Y la enseñanza de estas «cuatro nobles verdades» se basa en la ley de la causalidad: causa y efecto. El dolor y el placer se desarrollan según sus propias causas. Así, a menos que se elimine la causa, la persona no puede sustraerse al dolor. Por tanto, no hay creador, excepto la causa de cada fenómeno.

Luego, hay una explicación detallada de la causalidad. Buda enseña «Doce vínculos», de la «ignorancia» a la «muerte». Hacia un lado está la generación desde este condicionamiento, y el otro lado está la liberación.

Todo esto indica claramente que para Buda no hay creador. Así, desde la perspectiva del concepto de creación, el budismo es un nihilismo, y más que eso, es ateo, es una forma de ateísmo.

Y sobre el nihilismo de Nirvana…

La noción de qué el Nirvana es una cesación, una aniquilación permanente, es un concepto erróneo.

Pero en las mismas escuelas de pensamiento budista hay diferentes explicaciones. Según la Mahaparinirvana, la «escuela de la liberación final», al llegar al Nirvana no queda nada. Algunas escuelas consideran que esto es nihilismo. Otras doctrinas budistas dicen entretanto que el Nirvana significa sólo la cesación de las emociones negativas. Para ellas no implica que el ser mismo, la mente misma o el cuerpo sutil mismo desaparezcan, dejen de existir.

¿Cuál es su percepción de los demonios? ¿Cree en ellos? ¿Cómo los combate?

Desde el punto de vista budista, todo ser, incluidos los seres humanos, que caen bajo el control, el dominio o la influencia absolutos de emociones negativas, como el odio, o los celos, está bajo el influjo de los demonios, o se ha convertido él mismo en un demonio.

Pero un demonio no siempre sigue siendo tal. Un demonio también es un ser «sintiente» o sensible. Y todos los seres tienen la naturaleza del Buda. Estas emociones negativas son fluctuantes, vienen y se van. Así, desde el punto de vista del budismo, la condición de demonio es temporal.

Cuando uno le hace un exorcismo e intenta ahuyentar a un demonio hoy, debes saber que quizás mañana tenga que hacerle reverencias, porque en sí ha podido convertirse en un Buda.

¿Eso en cuanto a los seres humanos vivientes, que tienen voluntad e inteligencia, únicamente? ¿O se refiere a los seres en general, a un animal, por ejemplo?

A todos los seres sensibles o sintientes, lo cual incluye a los animales, pero no así a las plantas, porque no sienten, no tienen sensaciones ni sentimientos.

Visión del cristianismo

Rhys Davids y otros expositores del tema advierten cierta afinidad del lamaísmo o budismo tibetano con la religión católica. En su opinión, ¿es esto así?

Sí, hay muchas cosas en común. Especialmente en cuanto a la concepción de la forma de vida. De hecho, en los últimos años algunos monjes hemos tenido programas de intercambio: monjes y monjas budistas han visitado monasterios cristianos y conventos de monjas, y han pasado allí días o semanas compartiendo sus experiencias de vida. Éste tipo de intercambio lo he tenido yo también personalmente con creyentes cristianos. Y eran buenos y auténticos practicantes, con una fe sincera en Dios. Descubrí en ellos extraordinarias cualidades interiores; y constaté además que hay muchas similitudes en nuestros respectivos sistemas monásticos. De hecho, en ciertos aspectos los budistas podemos aprender y debiéramos aplicar algunas de las usanzas del monacato cristiano, lo que nos sería algo muy útil.

¿Cómo entiende y cómo vive lo que es el amor hacia los seres humanos, lo que en el cristianismo se llama caridad?

Dadas nuestras diferentes filosofías del concepto del Creador o no Creador del que ya hemos hablado, pienso que hay algunas diferencias entre nuestros conceptos del amor…

Eso es importante…

Para nosotros, verdaderamente, el amor crea una atmósfera positiva, una atmósfera benigna… El amor, la compasión, son sentimientos positivos para todos. Por tanto, toda religión, toda tradición, crea en Dios o crea en Buda, concibe una fuerza misericordiosa, omnisapiente y omnipotente. Hasta aquí en todas partes hay la misma visión y la misma descripción. Porque la mente humana considera que estas cosas son positivas. Porque esas cualidades nos dan felicidad y nos dan alegría. Por eso, y de forma innata, los seres humanos consideran esto como algo bueno.

Ahora bien, los budistas pensamos que la forma principal de desarrollar estas cualidades positivas se basa en la comprensión de qué las demás personas, los seres sintientes, incluidos los humanos, tienen la misma experiencia y no quieren sufrir, quieren la felicidad. Por tanto, todos tienen derecho a ser felices. Así, desde esta perspectiva, a partir de esto, se desarrolla el compromiso con sus derechos, con su bienestar. Ésa es la visión y el camino budista.

En cuanto al cristianismo, me parece que su concepción basada en el amor de Dios es muy poderosa como fundamento de su amor a los otros seres humanos. Descubrí además que, en este sentido, su creencia en una sola vida es muy fuerte, y le otorga mucha solidez a ese amor. Y que ese concepto de una sola vida, que no acepta vidas anteriores, sino una sola, un cuerpo, unos genes creados muchos años atrás; todo esto genera un sentimiento de intimidad con Dios. Ustedes, los cristianos, tienen una percepción de mucha cercanía con Dios. Y para realizar este amor de ustedes hacia Dios, deben demostrar su amor hacia el prójimo. Pienso que en esto la concepción cristiana es muy fuerte.

¿Y cuál es en el budismo el sentido del sufrimiento, que en el cristianismo tiene un significado redentor tan esencial?

El sufrimiento en general, desde la perspectiva budista, no es nada sagrado, no es algo bueno. Nosotros queremos eliminarlo. Y para eliminar el mayor de los sufrimientos, se aceptan deliberadamente ciertos sufrimientos menores.

El Buda después de ver todos los aspectos negativos de la vida humana, dedicó seis años a vivir tremendos sacrificios, especialmente el ayuno, al punto de qué llegó a ser un esqueleto en vida. De este modo, vemos que en la historia de muchos maestros ocurren estos sufrimientos. Porque ellos querían eliminar un sufrimiento mayor, eliminar el gran sufrimiento, aceptan sufrimientos menores. Este sufrimiento sí tiene sentido y es realmente útil.

¿Tiene recuerdos de sus encuentros en india con el monje trapense Thomas Merton?

Muy fuertes. Lo considero un verdadero introductor al cristianismo. Gracias a él adquirí una comprensión del cristianismo y concebí un respeto sincero y profundo por el mismo. Considero a Thomas Merton un puente entre el cristianismo y el budismo.

¿Cómo aprecia el trabajo hecho en Tíbet en los siglos XVII y XVIII por misiones jesuitas y en el XIX por los capuchinos; y antes que ellos incluso, las misiones en India y Japón tierras de brahmanismo budismo realizadas por San Francisco Javier?

En general los misioneros realizaron una labor muy útil, aparte de difundir su religión. Durante el 7º Dalai Lama, hace 200 años, llegó un misionero cristiano a Lhasa, la capital de Tíbet, acerca de quien yo leí un documento oficial tibetano, que se publicó luego en un libro sobre la historia de estos misioneros. En esa carta, emitida por el gobierno tibetano de entonces, hay una exhortación textual que insta a «ayudar a ese hombre blanco», o de cara blanca. Esto demuestra cuán útil y cuán beneficiosa se consideraba su labor para el pueblo, y cuanto se le valoraba. Por eso se instaba a toda la gente ayudarlo, donde quiera que fuera, porque sus acciones eran buenas.

Cosa distinta es la actitud de fomentar muchas conversaciones religiosas. Eso a veces creó problemas.

¿Y qué puede decir de sus relaciones con el Papa Juan Pablo II, a quien ha visitado varias veces en Roma?

Son muy buenas. Siempre lo he considerado una gran figura, no sólo un gran líder religioso, sino además, personalmente lo veo como un verdadero creyente, un gran practicante, una persona muy consecuente y devota.

¿Cómo un santo?

Sí. Un gran santo. Y particularmente me impresionó lo que ocurrió después del atentado contra él, cuando estaba en su lecho de convalecencia en el hospital, que empleara la palabra «hermano» para referirse a su agresor. Cuando supe de eso a través de los diarios, pensé: ésa es la actitud de una persona que cree realmente.

Luego en lo personal, y desde mi primer encuentro con él, creo que, dada nuestra experiencia común -el también viene de un país que ha sufrido mucho bajo la opresión de un gobierno comunista, como es el caso nuestro-, desarrollamos de inmediato una relación de empatía. Además, en muchos aspectos tenemos la misma visión y las mismas opiniones.

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