En los medios
El Mercurio

Sobre ‘batallas’: cultura e ideología

Señor Director:

El interesante editorial de “El Mercurio” (6 de marzo) que glosa la columna dominical del académico Carlos Peña, pone el dedo en la llaga, entre otros factores, respecto del gran vacío de “sentidos comunes” (para replicar el concepto gramsciano) que atraviesa por completo el espectro político en Occidente, de izquierdas a derechas, cada vez con más evidencia desde aquel punto de inflexión que fue la caída del Muro de Berlín en 1989.

Lo ilustra bien cómo transcurre hoy el debate en dos países europeos, espacio geográfico y cultural de las más arduas batallas en tales sentidos, así España y Francia.

En la primera, por ejemplo, ayuna de propuestas de coloración roja, la izquierda pugna por mantenerse en el poder defendiendo una causa separatista que podría leerse como la antítesis de la otrora enseña de España “una, grande y libre”, que caracterizó al derechismo hasta el posfranquismo. Nada más. Antes que Sánchez, González y muy particularmente Zapatero, hicieron suyas las causas de un liberalismo cada vez más acentuado, defendiendo y logrando imponer el aborto y el matrimonio igualitario en el país de más fuerte tradición católica de Europa, si bien con una religiosidad debilitada. De la mano con Podemos, en su primera etapa, Sánchez incursionó incluso en Latinoamérica fomentando una especie de internacional de la descolonización, que quizá podía leerse como un ataque a la obra histórica de España.

La derecha por su parte, reducto de los sectores conservadores, acusando el impacto de la secularización que ha caracterizado a este hemisferio en las tres últimas décadas, parece ya no tener más hilo de argumentación que el científico-tecnológico, disputando a su contraparte únicamente en el esquivo espacio de la eficiencia. Empero, como en este yermo cultural el político ha de ganar espacio electoral, resulta que a esa derecha del eficientismo tampoco le repudia abrazar las causas del más extremo liberalismo con tal de lograr incremento en los votos. Esta semana, sin ir tan lejos, el centroderechista gobierno de Macron transformó a Francia en la primera nación que inscribe el aborto como derecho en la Constitución, algo que en Chile habría deseado hacer la malograda Convención Constitucional elegida en mayo del 2021. Tampoco se ha restado en temas de género, en consonancia con un amplio espectro internacional —también la centroderecha chilena— dando el sí al “matrimonio igualitario”.

La historiadora y novelista francesa Chantal Delsol ha dicho en un escrito reciente, refiriéndose a las revoluciones antiutópicas de 1989-91, que “el gran mérito de la utopía comunista será haber permitido la revelación del hombre a sí mismo, el haber revelado las estructuras antropológicas en el dolor, por su ausencia y mala gestión”.

La generalizada falta de anclaje antropológico en las naves que cruzan las aguas del veloz universo en que vivimos da cuenta de una peligrosa ausencia de “ethos”, siendo allí donde radica también el verdadero peligro para la democracia.

Jaime Antúnez Aldunate