Sr. Director,
En enero del año pasado el senador Guido Girardi, presidente del Congreso del Futuro, explicó en una página de Reportajes de este diario, antes de la declaración de pandemia, las prioridades de la versión 2020 de aquél. Resumo tres ideas formuladas entonces:
Uno, caducó la disputa entre izquierdas y derechas y la lucha que viene es entre transhumanistas y bioconservadores. Dos, podríamos fijar alrededor de 2040 el momento en que cabrá decidir libremente si queremos o no morir. Tres, el Vaticano de nuestro tiempo es Sillicon Valley.
El pasado domingo (17.01) Girardi se explaya en las mismas páginas sobre la próxima versión 2021 del Congreso del Futuro. Por espacio me refiero apenas a dos puntos de dicha entrevista:
- Sin renunciar a “derrotar la muerte” –desideratum de transhumanismo- el Covid parece ahora haber obligado, se desprende de lo que leemos, a pensar que el ser humano es extremadamente frágil y a que incluso estamos, según algunos científicos, en una “sexta extinción masiva”. La pandemia no es síntoma de una intervención humana inadecuada, sino “venganza de la naturaleza”, explica Girardi.
- Para superar la amenaza se necesitan valores, por supuesto que no los que se desprendían de religiones que prometían la inmortalidad y la salud en el dolor y la enfermedad, que son falsas -nos informará uno de sus invitados- sino los de la deidad tecnológica que será capaz de garantizar la eternidad y vencer a la muerte.
El comentario a estos dos puntos se entrecruza. Si la naturaleza no nació de una tragedia, como pensaban los gnósticos -que tenían la materia como “el mal”- entonces es amable y nació del amor. Enseña y no se venga. Y al hombre actual, que hace más de un siglo decidió vivir sin ley y luego proclamar que la ley natural es una entelequia, la naturaleza le recuerda bondadosamente que por esa senda morirá. No obstante, como hace millones de años, su enemigo le azuza alentando el descamino y diciéndole “de ninguna manera morirás” (Gn. 3, 4): otros son los “valores” de que vivirás. ¿Cuáles son estos?
“Invitamos a M.Rothblatt -adelanta Girardi- quien estuvo en Google y Uber y que creó una religión que se llama Terasem, porque dice que … están todas las religiones y espiritualidades obsoletas”. El tema, digámoslo, es más antiguo que el mago de Himmler. Desde la deidad superinteligente y vengadora del Basilisco de Roko, pasando por el empresario de la IA, Anthony Levandowski, fundador de la iglesia “Way of the Future”, navegando en la religión emergente del “dataísmo” que con Harari anuncia que abandonándonos a los flujos de información podremos trascender nuestras preocupaciones y vínculos terrestres, muchos movimientos transhumanistas nacientes se concentran en la inmortalidad terrena como nueva expresión de vida eterna. Las redes están llenas de eso.
El problema, digámoslo con Chesterton, es que “cuando los hombres no creen más en Dios, no es que crean más nada, es que están dispuestos a creerlo todo”.
Jaime Antúnez Aldunate
